La maternidad después de la fertilidad: crea rutinas con tu bebé

La llegada de un bebé después de un proceso de fertilidad no solo trae alegría, también una profundidad emocional difícil de poner en palabras. Para muchas mujeres, la maternidad se convierte en una vivencia sagrada: cada llanto, cada mirada, cada amanecer con el bebé en brazos está teñido del largo camino recorrido para llegar hasta ahí.

En la República Dominicana, donde las conversaciones sobre fertilidad empiezan a ganar visibilidad, cada vez más mujeres se atreven a compartir sus historias. Algunas han pasado por tratamientos médicos intensos; otras han vivido meses, incluso años, de espera e incertidumbre. Para ellas, construir rutinas con sus bebés no es solo una cuestión práctica: es una forma de darle sentido, forma y ternura a una experiencia profundamente transformadora.

Un corazón que ha esperado, necesita estructura

Quien ha transitado por la fertilidad sabe que el tiempo se mide distinto: en pruebas, en ciclos, en resultados. Esa necesidad de tener cierto control —porque durante mucho tiempo todo pareció estar fuera de las manos— puede acompañar también a la maternidad.

Por eso, establecer rutinas con el bebé no solo beneficia al niño, también le ofrece a la madre una sensación de orden y conexión. Y no se trata de imponer horarios rígidos, sino de crear pequeños rituales diarios que aporten calma, contención y sentido. Especialmente en los primeros meses, donde el cuerpo se adapta, las emociones fluctúan y el sueño es un lujo que se saborea a sorbos. Por ejemplo, un ritual para antes de dormir enseña el bebé que la hora ir a la cama se acerca. Esta estructura ayuda tanto al bebé como a los padres a tener una rutina más controlada y refuerza de forma positiva hábitos deseados en los niños.

¿Por qué son tan importantes las rutinas?

Las rutinas ayudan a crear predictibilidad, algo que el cerebro del bebé —y el de la madre— agradecen. Saber qué sigue después del baño o reconocer la canción que indica que es hora de dormir genera seguridad. Y cuando una madre ha vivido meses de incertidumbre, esta estructura emocional es un bálsamo.

Además, las rutinas son espacios de vínculo. No es lo mismo cambiar un pañal corriendo, que hacerlo mientras le hablas al bebé, le cantas algo suave o simplemente respiras profundo mirándolo. Esos detalles —aparentemente pequeños— son los que construyen memorias emocionales profundas.

Ideas para crear rutinas significativas

1. Rutina matutina

Aunque en los primeros meses los bebés no distinguen bien el día de la noche, una rutina matutina suave puede ayudar a marcar el inicio del día:

  • Recíbelo con una sonrisa, incluso si apenas dormiste. Ese momento es un reencuentro.
  • Cambia su pañal con calma, hablándole, mencionando su nombre.
  • Si amamantas o das biberón, trata de hacerlo en un lugar tranquilo.
  • Luego, puedes poner una canción suave mientras lo cargas o lo colocas cerca de ti mientras haces algo breve para ti: tomar un cafecito, darte una ducha rápida, mirar por la ventana.

2. Durante el día: balance entre estimulación y calma

  • Salgan un rato al exterior: un paseo al parque, al patio o simplemente caminar cerca de casa. El aire fresco y los sonidos naturales estimulan y calman.
  • Crea un momento de juego tranquilo: mostrarle texturas, mover suavemente objetos de colores, cantarle.
  • Procura también tener espacios de silencio o de contacto piel con piel.

3. Rutina nocturna: señal de cierre

  • Un baño tibio o limpieza con una toallita suave puede marcar el comienzo de la noche.
  • Luego, un momento de conexión: un masaje con aceite de bebé, palabras suaves, contacto visual.
  • El momento del sueño puede incluir una historia corta, una canción o incluso un audiocuento.

En ese sentido, muchas madres encuentran útil explorar sitios especializados en cuentos infantiles, ideales para incorporar a esta rutina nocturna sin necesidad de pantallas. También puedes encontrar opciones en formato podcast o incluso audios de videos de YouTube —recuerda que no se recomienda exponer a los bebés a pantallas, pero el sonido puede ser un buen recurso.

Flexibilidad con intención

Crear rutinas no significa vivir bajo un esquema inflexible. Habrá días en que nada saldrá como lo imaginaste. Lo importante es sostener la intención: repetir con cariño lo que funciona, adaptarte con paciencia a lo que no, y recordar que tú también estás aprendiendo.

Algunas madres en el país han empezado a compartir en redes y grupos de apoyo cómo, por ejemplo, repetir la misma canción cada noche ayudó a sus bebés a dormir mejor. O cómo leerle un cuento a pesar de que aún no entiende las palabras, se ha convertido en una forma de cerrar el día con amor.

Algunos recursos que pueden ayudarte

  • Podcast sobre maternidad consciente, disponibles en plataformas como Spotify o Apple Podcasts.
  • Libros ilustrados que puedes leerle aunque sea muy pequeño; la entonación de tu voz y la cercanía son más importantes que el contenido.
  • Audios de cuentos que puedas reproducir sin pantallas.
  • Grupos de apoyo online o locales, donde madres comparten rutinas que les funcionan, especialmente después de procesos de fertilidad.

Cerrar el día con agradecimiento

Crear rutinas con tu bebé no solo le da estructura a su día; también puede ayudarte a ti a sanar, a darte cuenta de que estás aquí, que lo lograste, que ese pequeño ser en tus brazos es la respuesta a tantas oraciones.

Y cuando lo acuestes por la noche, incluso en medio del cansancio o el caos, puedes tomarte un minuto para respirar, agradecer y recordar: estás construyendo algo hermoso, un día a la vez.